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Mostrando entradas de mayo, 2019

La edad ( sin terminar)

Cuando tenia 16  años  los treinta pareciera lejanos,  que había tiempo suficiente   para vivir lo que soñamos,  todo eso que planeamos,  deseábamos; capaces de volar sin tener alas,  de viajar sin tener boletos, sentíamos que  el frenesí de la vida nos llevaría a donde quisiéramos. La edad  en la que los sueños eran posibles, donde no importaban las voces rancias de quien intentaba apagarlos, la época donde: descubrir era el éxtasis,  reír era opio, gritar era el adorno del jubilo, el llanto la catarsis del alma. La irreverencia se marcaba al compás de la metamorfosis del cuerpo,  de un frágil niño al hosco y áspero adolescente,  adios a las agudas voces, bienvenidas las graves y los lánguidos cuerpos. Escrito por: Onel Baron Niño.

Espejismo de tí

Cortesía:Pixabay.com El más efímero de los recuerdos nuevamente se poso en mí,  el  recuerdo de la soledad que me aqueja desde que decidí que morirías para mí, la premura  de tu muerte emocional en mi vida fue la forma fácil de apaciguar el dolor que producía  tu ausencia, aún en tu presencia. La frustración   del amor no correspondido es quizá comparando con el dolor físico el de mayor intensidad, profundo, lacerante pero sin nada en la ciencia que lo apacigüe,  las lágrimas se convertían en instantes en el único calmante capaz de aminorar el desgarro de  mi alma. Perdura vivamente el espejismo que forme de ti, ese que me hacia  soñar con un futuro a tu lado,  que juntaba tus sueños a los míos, ese donde nos movíamos en este mundo como uno solo, y  aquel que nos hacia buscar en medio de la pestilencia una oportunidad para ser felices. Deposito mi esperanza en el tiempo que según dicen es capaz de curarlo todo, olvidarlo todo, pero hoy han pasado muchos días y el dolo

Yo anhelo

Yo anhelo un arte que traduzca la emoción desnuda, depurada de los adicionales datos que la preceden.  Un arte que rehuya lo dérmico, lo metafísico y los últimos planos egocéntricos y mordaces.  Para esto, como para toda poesía, hay dos imprescindibles medios: el ritmo y la metáfora.  El elemento acústico y el elemento luminoso...  La metáfora, esa curva verbal que traza casi siempre entre dos puntos -espirituales- el camino más breve. .Jorge Luis Borges.